Todos
pueden ver a través de lo que creía ser y que he terminado por aceptar.
Repudio
el sentimiento de lástima.
Soy
engaño, nada gano, ahora duele…
Miro
el espejo, las voces que llaman desde adentro ansían mi llegada, he de
alimentarme de ellas.
No
puedo contener mis fuerzas, al partir mi reflejo los recuerdos de una vida
pasada recobran aliento, cada vez se hacen más nítidos, memorias de tortura,
fragilidad, abuso, violencia, soledad, un anhelo que nunca llegará.
Podría
seguir refugiada en la ilusión o aprender
a caminar entre sombras sangrantes y soberbias, comienza mi
metamorfosis, me convierto en penumbra.
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